Siempre nos ha gustado recuperar y embellecer nuestros muebles, una tendencia que se hace cada vez relevante sabiendo que debemos cuidar nuestro planeta y evitar el consumo desmedido.
Hoy en día el embellecimiento de los mismos pasa por «lavar» los viejos lustres oscuros para revelar el color natural de la madera que hay debajo. Un proceso que nos gusta transitar, sobre todo cuando nos encontramos con bellos resultados.
Para ello una se las opciones mecánicas para realizar este trabajo es el uso de la lija. Que hoy fácilmente podemos conseguir en una ferretería o pinturería, pero ¿sabes cómo comenzó todo?
Previo a la industrialización, allá lejos y hace tiempo, el material abrasivo natural que se utilizaba para pulir las superficies era la piel rugosa de un pez llamado LIJA. ¡De ahí su nombre!.
Posteriormente se han utilizado polvos abrasivos sobre telas o papeles untados con cola de conejo o pescado. Evolucionando hasta las lijas artificiales que utilizamos hoy. Algunas de ellas adheridas eléctricamente.
Sabemos que están constituidas por materiales abrasivos adheridos a una superficie, pero también los podemos conseguir en infinitas variedades de piedras y pastas, para desbastar o para pulir.
Lo importante es saber que existen diferentes tipos de materiales abrasivos, superficies y adhesivos.
Que sus diferentes colores no indican el fabricante, sino el tipo de material abrasivo del que están compuestas. Carburo de silicio, óxido de aluminio, corindón de circonio, granate, etc.
Y que dependiendo de este material abrasivo, será el tipo de corte que tienen los granos, y por ende el tipo superficie adecuada para a pulir: madera, metal, mármol, cerámica, acero inoxidable.
Cada tipo de mineral utilizado, al triturarse para fabricar las piedras o lijas, tiene un tipo de corte diferente, más puntiagudos o redondeados, los hay mas duros o más blandos, más o menos tenaces, de grano abierto o cerrado. De ahí el cuidado que debemos tener al aplicarlo a una superficie, ya que podemos estropearla fácilmente.
De la mano del abrasivo, también es importante saber que el numero escrito detrás indica la cantidad de material que existe por Cm2. Y por eso a mayor número serán más pequeños los granos del material abrasivo. Importante dado que no se recomienda saltear los números de las lijas en más de dos en dos!
Con ella, sobre las piezas de madera, buscaremos emprolijar superficies, cerrar los poros, y lograr así un acabado aterciopelado. Pero no siempre es necesario decapar un mueble a cero.
Debemos ser respetuosos de aquellos mobiliarios antiguos que conservan en buen estado sus pátinas originales y que solamente requieren un retoque muy superficial para volver a relucir. La remoción de esa pátina es irreversible, irrecuperable. Y con ella tal vez estaremos quitando parte de su valor histórico y cultural.
Ya sabes, no todas las lijas sirven para todas las superficies. Debemos saber de qué material se trata, tener en cuenta lo afilado que sea su grano y el tamaño que tenga el mismo, además de considerar el modo de empleo en cada caso particular.
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