En publicaciones anteriores comenzábamos a hablar de la xilología y el análisis de las maderas. La composición de los árboles, y su primera y más grande clasificación.
El estudio y comprensión de las maderas nos sirve a la hora de trabajar con ellas para poder determinar, a través de sus elementos, sus características principales y así avanzar con su tratamiento de manera correcta.
¿Pero sabías que el estudio de las maderas no solo sirve para ese fin, sino también para determinar y analizar cuestiones relacionadas con patrones espaciales y temporales de procesos biológicos, físicos o culturales?
Para ello existe una ciencia llamada dendrocronología, la cual se ocupa de la datación de los anillos de crecimiento de las plantas arbóreas y arbustivas leñosas.
Su término proviene del griego δένδρον (dendron, árbol, χρόνος, jrónos, tiempo, y λόγος, logos, estudio)
Como bien lo dice su nombre, el estudio del crecimiento de los árboles a través del tiempo, es la base para el desarrollo de esta ciencia, la cual permite correlacionar parámetros climáticos con los espesores de los anillos y así reconstruir el clima de épocas remotas.
Ello sirve de soporte a la historia, arqueología, geomorfología, meteorología, entre otras disciplinas.
Pero ¿de qué nos sirve este estudio en nuestro trabajo diario sobre la madera? ¿Acaso influye de alguna forma?
Sabemos que el leño es un material altamente heterogéneo por su estructura y textura. Y el principal objetivo de la investigación anatómica es verificar la relación existente entre las características estructurales y su posterior aplicación.
Tomemos como ejemplo la meteorología. Con ella se permite estimar las precipitaciones acaecidas durante un período de actividad vegetativa o descubrir variaciones climáticas de épocas pasadas. Diferenciando las épocas lluviosas de las secas.
Estas variaciones de factores externos a los cuales es sometido el leño vivo a través de los años influirán en su composición.
Si, por ejemplo, la zona donde crece el árbol que vamos a serrar, es una zona donde hubo mayores lluvias sus anillos de crecimiento serán más anchos, sus vasos más grandes, más porosos, y por ende más blandos. Serán factibles de tener mejor trabajabilidad, a la vez que son más propensos al deterioro por factores externos, como la humedad relativa incorrecta o biodeterioro, por poner algunos ejemplos.
Pero si lo ponemos en contexto de la Arqueología, nos dará la posibilidad de conocer la época de corte de maderas de antiguas construcciones y determinar la edad de ciertas obras de arte y antigüedades históricas.
Esta técnica se ha desarrollado inicialmente durante el siglo XX.
A. E. Douglass, fue el fundador del Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Arboles, en la Universidad de Arizona. Y este proceso también ha sido utilizado, entre otras cosas, para establecer la edad de Ming, una almeja Islandesa. Hoy día el animal más longevo del que se tenga registro.
Fuente: UNSE. Cátedra de dendrología. Dra. Giménez.
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